Sobre la identidad europea

Contenido de una conferencia impartida por Eric Hobsbawm en París.



"A pesar del proceso de homogeneización, los europeos no se identifican con su continente. Aun para aquellos que llevan una vida realmente transnacional, la identificación primaria sigue siendo nacional."


Como el Dios de la Biblia en el momento de la creación, la cartografía está obligada a poner un nombre a las cosas que describe: la toponimia, construcción humana, está en consecuencia cargada de motivaciones humanas. ¿Por qué clasificar como "continente" al conjunto de penínsulas, de montañas y de planicies situadas en el extremo occidental del gran continente euroasiático? En el siglo XVIII, un historiador y geógrafo ruso, V.N.Taichtchev, trazó la línea divisoria de Europa-Asia que todos nosotros conocemos: desde los Urales al mar Caspio y al Cáucaso. Para erradicar el estereotipo de una Rusia "asiática", por lo tanto atrasada, hacía falta subrayar la pertenencia de Rusia a Europa. Los continentes son tanto ¿o más? construcciones históricas que entidades geográficas.

Entrevista a Aute

eldiario.es

El sexto animal arranca con un poema sobre el origen del mundo donde, tras crear al hombre, al séptimo día, Dios se suicida y en otro titulado Cancerbero se consigna: "El ser humano / es el tumor del planeta / y la Humanidad / su metástasis". Duro diagnóstico pero, ¿hay tratamiento? ¿Tenemos arreglo?
 
No me atrevo a hablar de futuro. Vivimos un momento terrible, en que vemos los horrores de nuestra civilización. Y lo peor es que no se atisba futuro. Porque en otras etapas sí había propuestas para arreglar cosas, pero ahora impera la sensación de aleatorio, de que se descalabra todo. Desde Ecuador, donde hace un mes planeábamos un festival de poesía y ha ocurrido el terremoto, al horror de los refugiados que no tiene nombre. Huyen de guerras hechas por intereses políticos y financieros, bastardos... Y, ¡cómo les recibe Europa!, ¡qué vergüenza!

Prólogo a La Nación inconclusa de Abelardo Ramos

Methol Ferré

Empecemos por sus comienzos. Cada generación, cuando irrumpe a la vida pública, tiene el sello indeleble de la circunstancia histórica de su iniciación. El primer amor, la primera gran experiencia política marca para siempre. La experiencia inaugural de Abelardo Ramos fue la guerra civil española de 1936; la nuestra fue la de 1945 con la constitución de la bipolaridad mundial USA-URSS y el surgimiento argentino del peronismo y aquí, en el Uruguay, la campaña de Herrera por la no intervención en defensa de América Latina y de Argentina; la generación siguiente de los 60 por la Revolución Cubana; hoy es la experiencia post-derrumbe de la URSS y el marxismo, quizá el MERCOSUR. No sabemos todavía sus nuevos perfiles. No es tampoco nuestra experiencia, como es obvio, ya que nos toma veteranos. El punto de partida de Abelardo fue el anarquismo, que provenía de su padre, Nicolás Ramos. Sus primeras lecturas fueron Rafael Barret y a través de él tomó contacto con la Guerra del Paraguay de la Triple Alianza y de la relación
contradictoria entre Mitre y Alberdi. El Alberdi de la historia oficial terminaba en "las Bases", pero fue el "segundo" Alberdi, el silenciado, con quien se encontró Abelardo de buenas a primeras. Todavía no sabía que del "segundo" Alberdi vendrá lo mejor de todo el revisionismo histórico. Desde Barret asumió la guerra civil española, solidario de la célebre columna de Buenaventura Durruti en la batalla de Madrid.

Obama, Trump y los cerebros liberal-progresistas en el formaldehído de las políticas de identidad

John Pilger

Para el día de la inauguración de la presidencia de Trump, miles de 
escritores estadounidenses se aprestan a expresar su indignación.
“Para sanarnos y avanzar”, escriben los Writers Resist (Los escritores resisten), “queremos eludir el discurso político directo para centrarnos inspiradamente en el futuro y en cómo nosotros, como escritores, podemos ser una fuerza unificadora en la tarea de proteger la democracia”.
Y: “Urgimos a los organizadores y oradores locales a evitar la mención de nombres de políticos o servirse de un lenguaje ‘anti’ durante el acto del Writers Resist. Es importante garantizar que las organizaciones sin ánimo de lucro, que tienen prohibida la participación en campañas políticas, se sientan cómodas en el patrocinio de este acto.”
Así pues, hay que evitar la protesta real, que no está libre de impuestos.

ZYGMUNT BAUMAN (ÚLTIMA ENTREVISTA)



“Para aquellos que han sido abandonados, los bárbaros son los salvadores”


La respuesta mayoritaria entre la “izquierda liberal”, tanto en Europa como en Estados Unidos, frente al éxito electoral de Donald Trump es el miedo. “Es un momento de grandes riesgos”, “la victoria de Donald Trump cuestiona el modelo democrático occidental”, nos llevará “a una nueva etapa política, una política posneoliberal, posfin de la historia, que ningún otro presidente imaginable”, “la elección de Donald Trump como presidente es nada más y menos que una tragedia para la república estadounidense, para la Constitución…”. ¿Está de acuerdo con este tipo de respuesta apocalíptica?

Las visiones apocalípticas afloran siempre que la gente penetra en el “gran territorio desconocido”: estar seguro de que nada, o no mucho, seguirá siendo como hasta ahora, y que no se tiene ningún indicio sobre lo que puede suceder o sobre lo que posiblemente sustituirá lo que dejamos atrás.

Sobre las redes sociales


Zygmunt Bauman (Sociólogo)



La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo.